Cata y maridaje del queso manchego
El queso manchego debe degustarse a una temperatura entre 16º y 18º, por lo que es conveniente sacarlo de la nevera unos 30 minutos antes de proceder a su degustación.
Además, debe tomarse en pequeñas porciones o cuñas, manteniéndolo durante algún tiempo en la boca para extraer la mayor parte de los sabores que encierran.
Podemos hablar de la cata como un ejercicio de percepción y análisis de las propiedades del queso manchego. En ella intervienen la apariencia, la textura, el aroma, su sabor, todo ello captado a través de los sentidos.
- Apariencia: Mediante el sentido de la vista percibimos unas determinadas características en el queso manchego tanto en su aspecto exterior ( corteza, textura, forma, color, rugosidades) como interior (ojos, huecos, color de la pasta, etc)
- Textura: A través de la vista observamos si existen elementos de ruptura o separación en la masa del queso. Podemos encontrar ojos, gotas o gotitas de agua o grasa; aberturas y gránulos. La presencia de cristales es sinónimo siempre de la larga maduración.
- Corte: si tocamos suavemente la superficie cortada detectaremos el grado de humedad y de rugosidad que nos está indicando (a primera vista) si estamos en presencia de un queso manchego joven o maduro. Al morder el queso podremos percatarnos también de su firmeza, elasticidad, deformabilidad, friabilidad, solubilidad y la impresión de humedad.
- Aroma y Sabor: El aroma es definido como un conjunto de sensaciones que detectamos por vía retronasal durante la degustación. Los sabores básicos los percibimos a través de la lengua y son el dulce, salado, ácido, amargo. El gusto residual es una sensación olfato-gustativa que aparece al final de la degustación y que difiere de las sensaciones percibidas durante su permanencia en boca, pueden figurar aromas, sabores y otras sensaciones intrabucales. Finalmente percibiremos una persistencia global resultado de todas las sensaciones anteriores una vez el queso ha desaparecido de la cavidad bucal.
![Queso manchego D.O.P., con pimientos y bacalao.](https://www.lasterceras.com/assets/img/sugerencias/cata-queso-1.jpg)
![Queso manchego D.O.P. con frutos secos.](https://www.lasterceras.com/assets/img/sugerencias/cata-queso-2.jpg)
Los quesos manchegos de menor curación (tiernos y semicurados) sientan mejor por la mañana. Durante la comida puede presentarse una tabla de quesos donde se incluyan todas sus variedades y por la noche conviene degustar quesos manchegos mas curados.
El maridaje entre quesos y vinos es todo un clásico. Principalmente con vino tinto, aunque también se combina con vino blanco y rosado con quesos de menor curación.
Así pues, la cerveza también es una buena elección ya que, a diferencia del vino, potencia el sabor del queso gracias a sus levaduras, sus matices terrosos, sus toques florales y afrutados, etc.
![Queso manchego marinado con vino blanco](https://www.lasterceras.com/assets/img/sugerencias/cata-queso-5.jpg)
![Brandy acompañado de queso manchego](https://www.lasterceras.com/assets/img/sugerencias/cata-queso-4.jpg)
El maridaje de los quesos se ha extendido a todas las culturas adaptándose a ellas, por lo que tampoco es de extrañar ver el queso acompañado de otras bebidas como el café, leche, zumo de frutas o incluso whisky, anisados u otros licores de manzana.
El pan, siempre ha sido un fiel acompañante, y añadiéndole miel, mermelada o incluso anchoas en salazón obtendrás un interesante contraste de sabores.
El secreto está en complementar y armonizar sabores de los alimentos y bebidas que acompañen a los quesos para evitar que los sabores se solapen.
![Desayuno con queso manchego D.O.P. y zumo de naranja](https://www.lasterceras.com/assets/img/sugerencias/cata-queso-7.jpg)
![Queso manchego D.O.P. y cerveza](https://www.lasterceras.com/assets/img/sugerencias/cata-queso-8.jpg)